martes, 30 de noviembre de 2010

Regalos de Navidad anticipados


Este mes me he adentrado un poco más en el mundo adulto yendo a mis primeras entrevistas de trabajo. Ofertas de largas jornadas y poco dinero, pero es lo que hay si es la primera vez que buscas empleo y no tienes experiencia. Llamadas, entrevistas y espera a que te llamemos, pero esa llamada nunca llega.

Este mes, sí que sí. Tras esperar mucho tiempo (y es que el año pasado se me olvidó ir), me fui rauda a la mayor exposición anual de minerales de mi comunidad. Sola, porque nadie, por mucho que me quiera, aguanta tantas horas viendo pedruscos. Puro placer intelectual. Se notó la crisis en el sector; la mitad de la exposición era de stands de bisutería y demás joyería de mercadillo, y las buenas piezas estaban arrinconadas en la otra mitad del Salón. Pero la crisis no pudo pararme y me compré un par de piezas.

Tienes a los amigos que te llaman a la mínima, cuando saben que algo te va bien para felicitarte, cuando estás a la espera de algo, para animarte y cuando estás triste, para consolarte. Y una se siente extraña por el exceso de preocupación, porque nunca nadie se ha preocupado por ella y a la vez sabe que lo merece como cualquier otro porque no es más mala que nadie.

Y sigo intentando avanzar en el complicado mundo de las relaciones sentimentales, con escaso éxito hasta ahora (y cometiendo algún que otro error), pero con una ligera esperanza, visto que últimamente parece que me he encontrado con un compañero al que, según sus propias palabras, le encanta compartir experiencias conmigo. Y me vuelvo a sentir extraña por ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario