viernes, 26 de noviembre de 2010

Octubre... y haciendo amistades.


Este mes fueron las fiestas de mi pueblo. Cutres, sí, pero aun así, fui (es lo que tiene tener amigas fiesteras). Pero como no hace falta beber para pasarlo bien, pues no lo hice.

Bueno, esta vez sí que sí. Tras algunos meses de alegrías y también incomodidades, terminó una relación que ya estaba acabada. Siempre duele, aunque fuera una de esas que sabes que no te va a durar toda la vida (como ya me dijeron sabiamente, no se puede pretender buscar la estabilidad definitiva a los diecinueve). Que nos continuamos viendo, sí, pero no tanto. Por lo menos quedó todo más o menos bien.

Este mes he salido más, y no de juerga, sino con unos conocidos que han acabado siendo mis amigos, y alguno, incluso, algo más (voy muy rápido, sí, y aún no había terminado de recuperarme de la anterior relación, pero es lo que tiene tenerle miedo a la soledad y ilusionarte por la primera persona que te hace ojitos. Malditos proyectos sentimentales).

Aunque sólo sea una vez al mes, cambiar de aires trae cositas buenas, y cosas no tan buenas, como mis primeras lagunas mentales. Que son típicas en una noche de alcohol, pero que luego no sabes lo que has hecho y cuando te lo cuentan, te sorprendes y escandalizas (Nota: nunca pruebes el pacharán).

Sigo teniendo problemas para entender a los demás a nivel sentimental; veo cosas donde no las hay, me invento historias que cuadren en mi cabeza, y cuando hay señales verdaderas, no las veo.

Esto de ser olvidadiza y no acordarme de actualizar, hace que me deje muchas cosas en el tintero, pero básicamente, mi mes ha sido esto que he contado.

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